Buscando la
Cara del Señor
El compromiso de los obispos es trabajar con aquellos que valoran el bien común
No es de sorprender que en la reunión de noviembre los obispos de Estados Unidos tomamos conciencia de la crisis económica que afecta actualmente a nuestro país y al mundo. Resulta evidente que esta crisis estaba muy presente en las mentes de los electores durante los recientes comicios nacionales y locales.
Espero que estén al tanto de que el presidente de nuestra Conferencia Estadounidense de Obispos Católicos, el Cardenal Francis George de Chicago, publicó una declaración dirigida al presidente electo Barack Obama, indicando la profunda preocupación que embarga a los obispos en relación a la dignidad de la vida humana, desde la concepción hasta la muerte natural.
Concretamente la declaración expresaba una preocupación grave ya que el nuevo presidente declaró en una reunión con Planned Parenthood que su primer acto ejecutivo sería firmar la Ley sobre la Libertad de Opción (FOCA, por sus siglas en inglés).
La FOCA generaría consecuencias horribles para los derechos de los humanos nonatos, sin mencionar para los proveedores de atención de salud católicos y las organizaciones de caridad católicas.
Quizás no sepan sobre otra declaración emitida por el Cardenal George que insta a la “Solidaridad en una época de crisis económica.”
Al igual que la carta al presidente electo, esta declaración obtuvo una aprobación unánime de parte de todos los obispos de EE.UU.
Quisiera informarles acerca de dicha carta y citar buena parte de ella ya que es un mensaje de esperanza muy importante en épocas difíciles.
De hecho, presentamos la declaración “como siervos de Jesús, nuestra esperanza,” en la cual expresamos nuestro apoyo decidido para las personas de nuestras respectivas diócesis que se ven afectadas por las consecuencias actuales de la crisis económica.
Señalamos que, como pastores y obispos, observamos muchas consecuencias humanas y morales producto de esta crisis.
“El impacto es claramente mayor en algunas regiones que en otras. Sin embargo, hay familias en todo el país que están perdiendo sus hogares; los ahorros para la jubilación se ven amenazados; los trabajadores están perdiendo trabajos y prestaciones de salud; y muchas personas están perdiendo el sentido de esperanza y seguridad.”
En el marco de una época de tensión económica, el cardenal escribió en nombre de todos los obispos: “Esta situación preocupante y complicada pone de manifiesto una verdad universal: Todos somos hijos de Dios. Somos los cuidadores de nuestros hermanos y hermanas. Estamos juntos en esta situación. Los momentos difíciles pueden aislarnos o unirnos. La comunidad católica continuará tendiéndole la mano a aquellos que lo necesitan, acompañando a los que sufren y trabajando para crear políticas que generen mayor compasión, responsabilidad y justicia para la vida económica.”
A principios de 2008 el Papa Benedicto XVI describió los objetivos de la Iglesia Católica en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz.
Señaló: “La familia necesita un hogar, un empleo, el justo reconocimiento del trabajo doméstico de los padres, la posibilidad de educar a los hijos y atención médica básica para todos.”
El Santo Padre insiste en que la sociedad y las políticas públicas deberían tener el “compromiso de asistir a la familia en estas áreas.”
Hablando en nombre de los obispos de EE.UU., el Cardenal George concluyó su declaración prometiendo que “ofreceremos nuestras oraciones por las familias y las personas, nuestros hermanos y hermanas, que sufren, se sienten ansiosos o desanimados en estos tiempos difíciles. También ofrecemos nuestras oraciones por nuestro país herido y por el mundo que sufre. Rezamos para que, mediante el esfuerzo conjunto, podamos hallar el valor, la sabiduría y la forma de construir una economía próspera y más justicia para todos.”
Durante los meses sucesivos, los comités de asuntos nacionales e internacionales de la USCCB, junto con sus respectivos equipos, continuarán monitorizando los asuntos legislativos y las políticas que nos atañen a todos.
Ciertamente los obispos de Indiana y los representantes seglares de la directiva de la Conferencia Católica de Indiana harán lo mismo aquí en casa. Les pedimos a todos nuestros feligreses que estén atentos a posibles llamados el futuro inmediato para establecer conexiones y comunicarnos con nuestros oficiales gubernamentales electos, tanto nacionales como locales.
Parece probable que todos tendremos que apretarnos el cinturón ante la preocupante realidad durante la época navideña que se aproxima.
Aún así, debemos actuar solidariamente como hermanos y hermanas quienes, pese a las dificultades inevitables, procuramos el bien para nuestro prójimo, y las enseñanzas de Jesús nos recuerdan que todo el mundo es nuestro prójimo. De hecho, Jesús redefinió la familia: Todos somos hermanos y hermanas.
Muchos de nuestros líderes políticos nos llaman a buscar un “terreno común” y nos piden acertadamente que busquemos el “bien común.”
Resulta importante que comprendamos el verdadero significado del bien común. El compromiso de los obispos es trabajar con aquellos que valoran el bien común aquí en casa y en todo el país.
Pero el bien común no es solamente la suma de todos nuestros deseos e intereses individuales.
Tal y como lo señaló el Cardenal George, el bien común “es la determinación de una vida común, basada en el buen discernimiento y la buena voluntad de todos.” †