Avanzando desde la pandemia
Queridos hermanos y hermanas en Cristo:
¡Saludos pascuales en Jesucristo resucitado! A pesar del desafío constante que representa la pandemia de la COVID-19 y quedarnos en la casa, continuamos celebrando la temporada pascual que culmina con la Solemnidad de Pentecostés, 50 días después de la Pascua. Para muchos, esta situación ha puesto a prueba la paz y la alegría de este maravilloso tiempo. Prácticamente todos están ansiosos de recuperar algún sentido de “normalidad” en cuanto sea posible.
Y aunque en este momento no tengo muchas respuestas, les aseguro que participo activamente en conversaciones con los obispos de Indiana, el Consejo de Sacerdotes, el Colegio de Decanos, líderes de la Conferencia Católica de Indiana, el Equipo de Líderes Arquidiocesanos y otros, para determinar la mejor forma de avanzar en la reapertura de iglesias, la celebración de los sacramentos y retomar la celebración pública de la misa. Si bien el enfoque fundamental es siempre el cuidado de las almas, también debemos actuar de una forma que sea segura y responsable. No deseamos ser irresponsables y poner vidas en peligro, especialmente la de los ancianos y los más vulnerables, ni tampoco deseamos tener que empezar desde cero otra vez en la lucha contra el virus. Me siento muy agradecido con todas aquellas personas, tanto del clero como del sector laico, que colaboran en el proceso de discernimiento fundamentado en la oración a lo largo de toda esta experiencia tan difícil y con miras hacia el futuro.
Si bien todavía no sabemos exactamente cuáles serán los protocolos de ahora en adelante ya que mucho de ello depende de cómo se maneje la pandemia, es importante que mantengamos una conciencia clara de nuestra identidad como católicos. Algunos se han quejado de que las iglesias continúan cerradas en tanto que muchas tiendas o negocios siguen abiertos. La iglesia no se define como un lugar donde algunas personas deambulan por los pasillos de un edificio, sino la reunión de una comunidad de creyentes en la oración, la adoración, la catequesis y el servicio. La responsabilidad moral centrada en Cristo y la noción de la Iglesia como comunidad (el cuerpo de Cristo), son los elementos clave que motivan nuestro proceso de discernimiento y toma de decisiones.
La mayoría de nosotros, si no todos, nos estamos impacientando, pero no debemos permitir que el temor o la frustración se apoderen de nosotros. Que a través de la inspiración y la intercesión de san José continuemos manteniéndonos abiertos en mente y corazón a la voz y la voluntad de Dios en medio de este momento de caos y penurias. Estoy deseoso de tener la oportunidad de reunirme otra vez con todo el Pueblo de Dios, el clero, los religiosos y los laicos, en nuestras iglesias de todo el centro y el sur de Indiana. Es algo que no va a suceder tan rápido como me gustaría, pero sucederá. Todo en el tiempo de Dios. Mientras tanto, les pido que se mantengan firmes en la oración y el entendimiento.
Con la certeza de mis oraciones y mis mejores deseos, quedo de ustedes en Cristo,
+Charles C. Thompson
Arzobispo de Indianápolis