El rostro de la misericordia / Daniel Conway
Tomemos al Papa Francisco en serio, pero no literalmente
El titular de un artículo del Washington Post del 22 de septiembre dice: “El Papa bromea con que ‘sigue vivo’ a pesar de que algunos obispos le desean la muerte.” Y el subtítulo prosigue: “ ‘Es obra del demonio,’ aseveró el pontífice sobre la oposición de los conservadores dentro de la Iglesia.”
¿Cómo debemos interpretar las palabras del Papa? ¿Está bromeando? O realmente cree que sus enemigos están conspirando contra él y le desean la muerte? ¿Y hasta qué punto debemos tomarnos en serio su afirmación de que las críticas al Papa son “obra del demonio”?
El Papa Francisco se comunica a menudo con gestos y acciones simbólicas, como vivir en la casa de huéspedes del Vaticano, lavar los pies de los presos el Jueves Santo y acoger con frecuencia a los pobres sin hogar en el Vaticano. Gestos como estos pueden ser formas poderosas de ilustrar el mensaje del Evangelio ya que captan nuestra atención y, al igual que las parábolas de Jesús, enseñan lecciones importantes utilizando situaciones que son inusuales o inesperadas.
En la misma ocasión en que el Santo Padre “bromeó” sobre la gente que le desea la muerte, también pareció dirigir algunas duras críticas a quienes hablan mal de él de forma habitual, como “una gran cadena de televisión católica” que “constantemente hacer correr rumores” sobre él.
Aunque el Papa no identificó a este medio de comunicación por su nombre, la mayoría de los periodistas supusieron inmediatamente que se refería a la red Eternal Word Network (EWTN). Según un artículo de la revista America publicado el 21 de septiembre:
EWTN y sus publicaciones asociadas, el National Catholic Register y la Catholic News Agency, junto con sus más de 500 filiales de radio, han criticado duramente al Papa Francisco. El National Catholic Register fue uno de los dos medios que publicaron el explosivo “testimonio” de 2018 del ex nuncio en Estados Unidos y teórico de la conspiración QAnon, el arzobispo Carlo Maria Viganò, en el que pedía la renuncia del Papa. Raymond Arroyo, presentador del programa “The World Over” de EWTN, ha entrevistado a muchos de los más fervientes críticos del Papa Francisco, como el arzobispo Viganò, el asesor de Trump Steve Bannon y el cardenal Raymond L. Burke.
“Yo, en lo personal, merezco ataques e insultos porque soy un picador,” expresó el Papa, “pero la Iglesia no. Estos son obra del demonio. También se lo he dicho a algunos de ellos.” ¿Acaso el Papa Francisco es tan frágil que reacciona a las críticas como ataques personales provocados por el Maligno? ¿O simplemente está exagerando para conseguir un efecto?
Una de las organizaciones de noticias que forma parte de la red EWTN, el National Catholic Register, sostiene que, en efecto, las declaraciones del Papa no deben tomarse literalmente. El padre Raymond J. de Sousa, en un artículo publicado en el Register el 23 de septiembre, el mismo día en que apareció el artículo del Washington Post, señala: “Hay que ser precavido. Hay que leer las palabras del Santo Padre con mucha atención, ya que las elige con mucho cuidado, como cabe esperar de un jesuita bien formado.”
Cuando los periodistas le preguntaron al Secretario de Estado del Vaticano, el cardenal Pietro Parolin, sobre la declaración del Santo Padre de que, tras su operación de colon este verano, la gente en el Vaticano estaba preparando un cónclave en previsión de la muerte del Papa, pareció descartar estas inquietudes, diciendo que no tenía conocimiento de ninguna conversación o reunión en este sentido. Como resultado, algunos comentaristas indignados sugirieron que el cardenal en realidad había contradicho al Papa Francisco al no realizar una investigación sobre un supuesto complot contra la vida del Santo Padre.
¿Está bromeando el Papa Francisco o está reprendiendo a sus críticos? Sospecho que la respuesta es “las dos cosas.” Podemos entender fácilmente que el Papa, que admite que es un ser humano ordinario (“un picador”), se moleste por las críticas que recibe día tras día de quienes no están de acuerdo con él. Y, sin embargo, también sabemos que este Papa acoge, e incluso alienta, los comentarios de personas con opiniones diferentes sobre temas de importancia para la Iglesia y la sociedad.
Cuando el Papa Francisco anunció recientemente el proceso de preparación de la asamblea del Sínodo de los Obispos de 2023, se esforzó por insistir en la importancia de escuchar a todos, especialmente a los que están heridos, marginados o enfadados. “Siempre habrá debates, gracias a Dios,” dijo el Santo Padre, “pero las soluciones deben buscarse dando la palabra a Dios y a las [diversas] voces entre nosotros.”
Tomemos en serio al Papa Francisco, pero evitemos caer en la trampa de tomarnos al pie de la letra todo lo que dice.
(Daniel Conway es integrante del comité editorial de The Criterion.) †